sábado, 3 de agosto de 2013

Algunos datos sobre la represión

Como ya sabéis en un principio mi intención era escribir una novela.

Después, cuando empezamos a investigar, nuestra intención cambió por la de hacer un "estudio local" desde los tiempos de la monarquía de Alfonso XIII incluyendo la dictadura de Primo de Rivera, la República y el primer periodo del Franquismo.

Es verdad que llevamos tiempo (sobre todo mi hermana) investigando y recopilando información de esos periodos previos a la guerra civil y hemos acumulado muchos datos      ( nunca son suficientes, es verdad).

Pero al comenzar a indagar en el periodo de la guerra civil y sobre todo en la represión en ambos bandos, mi perspectiva cambió.

He de reconocer que el principio de imparcialidad con el que partí al comenzar fue diluyéndose en la objetividad de los datos.

Es tal la magnitud de la represión fascista que ha hecho virar por completo la prioridad de la investigación.

Me explico:

 Durante los primeros meses de la guerra civil, consecuencia del golpe de estado fallido, en el fragor del periodo revolucionario y de ausencia de poder gubernamental, fueron asesinados tres vecinos de Moralzarzal en Collado Mediano y murieron en Madrid otras dos de las cinco personas  que veraneaban aquí y fueron detenidas y llevadas a la Dirección General de Seguridad. 

En la Causa General y en las denuncias de los sumarios queda constancia de que 
ningún vecino del pueblo participó en los asesinatos, si en las detenciones y traslados.

Quedan reflejados además, los daños a la iglesia, las incautaciones de bienes y fincas, y por lo que sabemos  un intento de colectivización, no sabemos si del gusto de todos.

Nada más terminar la guerra civil, exactamente igual que en cada pueblo de la hasta hace poco República Española, se instala el ejercito de ocupación con el fin de mantener el orden, y sobre todo recoger las denuncias previas a los sumarisimos de urgencia que después se instruyeron en el Tribunal Permanente Nº 3 afincado en Colmenar Viejo. 

De esas denuncias surgieron más de 140 consejos de guerra que supusieron doce penas de muerte, ocho de ellas ejecutadas y cuatro conmutadas por penas de 30 años y un día, y un arco de condenas que iban desde los 20 años y un día, seis años y un día, dos años y un día y en un caso la absolución. Todo esto acompañado de las penas accesorias de inhabilitación, embargo de bienes y destierro en algún caso.

Teniendo en cuenta las variables de población e implicación en los delitos de la misma resulta alarmante por lo injustificado el número de vecinos represaliados.

Hablamos de una población de  alrededor de 800 vecinos y es verdad que la afiliación sindical y la vida política en los años previos a la guerra civil era bastante activa en Moralzarzal.

La UGT tenía el monopolio en el aspecto sindical hasta la aparición de la CNT en plena guerra civil y como consecuencia de una escisión de la UGT.
La presencia de los comunistas era minoritaria y fue incrementandose, al igual que en el resto del territorio leal a la Repúbica con el paso del tiempo, cuando su posición en el ámbito nacional iba ganando protagonismo.

Esas más de140  condenas suponen que casi el veinte por ciento de la población fue sometido a la "Justicia Franquista". Practicamente todo vecino afiliado a un sindicato o a un partido del Frente Popular fue juzgado por un tribunal miltar.

Las condenas eran por delitos tales como adhesión a la rebelión, que llevaba inevitablemente aparejada la pena última, por auxilio a la rebelión, excitación a la rebelión, etc. con penas entre 20 y 2 años de prisión mayor. Y repito fueron más de 140...

De todos ellos 5 fueron asesinados en Colmenar Viejo y 3 en el cementerio del este en Madrid.

Uno,  Melchor Antuñano, primo de mi abuelo, murió  en el campo de concentración de Mauthausen-Gusen, y el resto sufrieron los rigores del Turismo Penitenciario.

Varios murieron en las cárceles por avitaminosis ( vamos, de hambre), por el Tifus exantemático o por las condiciones y el trato (palizas y trabajos forzados).

Sobrevivieron en cárceles atestadas y apestadas, sin las más mínimas condiciones dignas, con tasas de mortalidad que sobrepasan lo imaginable.

A parte de estos condenados, están los que por el simple hecho de pertenecer al ejército leal a la República  debieron cumplir otros tres años de milicia en batallones disciplinarios de soldados trabajadores, también en campos de concentración, esperando un aval o en el peor de los casos una denuncia, que podía decidir su futuro.

Fueron otros veinte más.

Todos ellos fueron "juzgados" por delitos de rebelión militar, precisamente por aquellos que se habían rebelado, teniendo como norma el Código de Justicia Militar de 1890, abolido por las leyes republicanas.

Resumiendo, una cuarta parte de la población, sin culpa demostrable fue represaliada.

Es sin duda aberrante...

¿No os parece?

Salud.


jueves, 25 de abril de 2013

Prohibido recordar

Comienzo éste blog por pura necesidad; Ya que es una necesidad personal transcribir todo lo que ha pasado y sigue pasando por mi cabeza desde que comencé esta aventura personal.

Quiero ir volcando aquí sentimientos, sensaciones y pensamientos que me han ido surgiendo hasta conformar con ellos el relato de mi estancia en el oscuro territorio de la desmemoria.

 Este es el relato de Mi viaje al olvido

Comenzaré diciendo que no conocí a ninguno de mis dos abuelos, ni tampoco a mi abuela paterna. Sólo conocí a la madre de mi madre. En mi casa no se hablaba mucho de ellos y sabía poco más que sus nombres, las circunstancias que rodearon su muerte y poco de su pasado, en todo caso un pasado envuelto en un halo trágico y oculto que debió resultar traumático en la infancia de mis padres. De ahí su silencio.

 Soy el pequeño de la familia. Nací en 1970, casi treinta y cinco años después del comienzo de esta historia, que no es sino un pequeño fragmento de la inmensa tragedia que supuso la última guerra civil de éste país. La guerra civil más cruel de las cuatro que padeció España en cien años, todas atroces, pero la que siguió al fallido golpe de estado de 1936 las superó a todas con creces. y todo lo que vino después... 
Para mi, el episodio más negro de la triste historia de nuestra nación. 

 De mi abuelo Manuel sabía poco: que era "rojo" y después de la guerra estuvo en la cárcel, sabía que murió joven y poco más...en mi casa no se hablaba de él, y mi abuela tampoco me hablaba de ello, de todo lo que vivieron en aquella época. 
 En el año 79 se promulgo una ley* que permitía cobrar a las viudas de los republicanos muertos en la guerra civil y a los represaliados a continuación de la victoria franquista. 
De aquellos días, yo tenía casi diez años, recuerdo nítidamente imágenes de conversaciones mantenidas entre mi abuela y otras mujeres como ella: Mujeres ajadas por la edad, el dolor, vestidas  siempre de negro, y con moños prietos que a mí se me antojaban imposibles, pero las recuerdo con un brillo especial, ajenas al sentimiento de culpabilidad...mi abuela tenía una sonrisa que eclipsaba su mirada triste.
 Recuerdo esas conversaciones y recuerdo los lugares precisos donde ocurrieron...esos momentos se aferraron a mi memoria, no sé muy bien porque pero lo agradezco. 
Recuerdo encuentros, mientras acompañaba a mi abuela, con la señora Paca, con mi tía abuela Alejandra y con otras viudas en la misma situación para las que el hecho de poder cobrar esa pensión era recuperar un pedazo de dignidad y de vida robada. 
 Y pese a eso mi abuela tampoco quería hablar del pasado...imagino que por mi corta edad.

 Mi madre jamás hablo de ese tiempo de su infancia y no la culpo, como a ninguno de los hijos de los protagonistas de esta historia porque para ellos hablar es recordar, y recordar es revivir esos momentos de inmenso dolor, de miedo, de angustia y de un sentimiento de culpabilidad fuertemente inculcado por el poder: la iglesia, la falange y el ejército, los tres pies en los que se sustentaba el nuevo Estado. 

 Jamás, y tengo 43 años he oído pronunciar de labios de mi madre la palabra rojo. Era un adjetivo borrado de su memoria. La ropa o cualquier objeto era de cualquier matiz del rojo, pero, nunca de ese color. Las cosas eran granates, encarnadas o como mucho coloradas...nunca rojas. Al fin y al cabo ella era hija de rojo. 

 Con los años y después de conversaciones con mi hermana mayor, que me aclaró un poco la historia, empezamos a hablar de la necesidad de reconstruir un pasado desconocido para nosotros. 
 Gracias a una guía de la ARMH, comenzamos nuestros primeros pasos.
 Decidimos solicitar cuanta documentación pudiéramos y empezar a investigar en el inmenso océano de los archivos y hemerotecas que flotan en internet.
 Así comenzó nuestra singladura.
 Eso fue hace unos años y fue el origen de todo: la primera parada de este viaje.

 En un principio mi intención era escribir una novela sobre mi abuelo con los pocos datos de los que disponía. 
De mi abuelo, a parte de los escasos testimonios orales, teníamos sólo su certificado de liberación condicional, de junio de 1946, escasos meses antes de morir, después de sufrir durante siete años los rigores del "turismo penitenciario", práctica común en esos primeros años del régimen franquista.

Sabíamos más o menos donde había estado, algunas cárceles por las que había pasado pero poco más...ni fechas, ni las circunstancias que rodearon su juicio y su sentencia. Y comenzamos a acumular datos, y cada dato conseguía aumentar más nuestra curiosidad. 

 Empezamos a encajar algunas fichas, y surgieron algunos nombres y detalles sobre su vida en esos amargos años... 
Y mi intención de escribir una novela utilizando las escasas referencias que tenía, usándolas como armazón, rellenando con imaginación aquellos huecos que contenían el olvido, se fue difuminando...adormeciéndose ante la necesidad de seguir buscando. 

 Aún nos queda mucho camino por recorrer en éste viaje y sé que serán necesarias muchas horas robadas a la rutina diaria, pero si de algo estoy seguro es que jamás sabremos todo lo que ocurrió y nos resultará casi imposible encontrar el modo de poner fin a la búsqueda, pero estoy convencido de que será apasionante como ha sido hasta ahora. 

Quizá con el tiempo pretenda retomar la idea de escribir una novela pero, he de reconocer que ahora tengo la necesidad de buscar y recordar lo que no he vivido. 
Volver a poner cada cosa en su lugar y dejar que todo cobre sentido. 
 De momento estoy reencontrándome con mi abuelo y sabiendo cómo era a través de las fotografías, de los documentos, de los archivos y sobre todo de las palabras de los parientes que siguen vivos, especialmente de su prima Andrea, con la que siempre me ha unido una relación muy especial... 

 Y todo eso es bueno.
 Me permite "crear recuerdos", me permite "revivir" la historia de mi abuelo y me permite olvidar todo lo malo de aquellos días que en la memoria colectiva de la mayoría es desconocido y para otros, los hijos de los rojos, está prohibido recordar.

 Bienvenidos. 

 Salud y república, que diría mi abuelo...


Prohibido recordar es el título de un documental dirigido por Txaber Larreategi y Josu Martinez sobre la cárcel de mujeres de Saturrarán. Un antiguo balneario de lujo, convertido en seminario y finalmente en cárcel, situada en la playa de Saturrarán (Mutriku-Vizcaya), albergó una de las mayores y más crueles cárceles del Régimen Franquista. Por decreto del general Franco, Saturrarán se convirtió en prisión de mujeres clasificadas de “extremadamente rebeldes y peligrosas”. Dos mil mujeres republicanas de edades comprendidas entre los 16 y los 80 años y provenientes de todos los lugares de España, estuvieron encerradas entre 1937 y 1944.
Prohibido recordar

 * Ley 5/1979, de 18 de septiembre, sobre reconocimiento de pensiones, asistencia médico-farmacéutica y asistencia social en favor de las viudas, y demás familiares de los españoles fallecidos como consecuencia o con ocasión de la pasada guerra civil.